miércoles, 7 de febrero de 2018

Treinta años de Cartagonova

El 23 de noviembre de 1986 unas dos mil personas se congregaron al otro lado de la Rambla de Benipila. ¿El motivo? Querían vivir in situ la colocación de la primera piedra de una edificación que hoy en día sigue siendo centro neurálgico para una gran parte de la sociedad cartagenera. Aquel día, aparte de los habituales curiosos, también estuvo presente una comitiva en la que se incluían los presidentes de la RFEF y de la Comunidad Autónoma. Dieciocho personas sosteniendo una pala buscando ser protagonistas de una imagen, la que suponía el nacimiento físico del Estadio Cartagonova. Fue un domingo a mediodía y por la tarde había fútbol de Segunda División en El Almarjal, con la atractiva visita del Rayo Vallecano del exmadridista Cunningham. La eterna promesa de dotar a Cartagena de un recinto acorde a su categoría y potencial futbolístico estaba cerca de ser realidad.

Las obras del nuevo estadio debían culminarse durante el año 1987, ya que iba a ser cuando se iniciasen las de la construcción del ahora Carrefour, previo derribo del campo viejo, evidentemente. Sin embargo, como bien establecen los cánones, la fecha de finalización anunciada se demoraría, obligando al fútbol cartagenero a despedir la que había sido su casa desde 1925 para pasar a disputar sus partidos en el exilio. Primero en La Condomina y después en Torre Pacheco. Y cuatro meses acabaría durando el destierro hasta que, por fin, llegaba el mes de febrero de 1988. Concretamente, el día 7 de dicho mes.

Con media España pendiente del funeral de Carmen Polo, viuda de Franco fallecida el día 6, recibía el efesé al Real Burgos de un novato Sergio Krešić. Y la ciudad de Cartagena respondió en consonancia. Cerca de 14.000 espectadores arroparon a su equipo en el regreso a casa, en el estreno de su nuevo coliseo, pero la velada no tuvo un broche de oro. El partido resultaría feo y el 0-0 final de poco servía a unos albinegros que iban penúltimos en la clasificación. La alineación para la historia fue: Sebastián; Valle, Paco Sánchez, Pérez Durán, Pedro; Sagarduy, Brizzola, Sebas, Lucas; Requena y Paco Machín.


Como decíamos, el equipo era claro candidato a bajar y lo cierto es que jugar en el Cartagonova casi que se convirtió en una maldición. No se marcó, ni se ganó, hasta el cuarto intento, ante el Recreativo gracias a un tanto de Paco Machín, y después pasarían
otros seis partidos como locales para ver vencer por segunda vez a los de Uribarri. Aunque ya con el descenso certificado matemáticamente. Escasamente tres meses de vida y el Estadio había sufrido su primer revés.

Desde aquella fecha, que hoy cumple treinta años, el Cartagonova ha sido testigo de cada una de las agridulces experiencias del fútbol de nuestra ciudad, desde los meramente deportivos hasta las desapariciones. En total, si contamos temporadas completas, el Municipal ha acompañado al balompié local las mismas veces por encima de 2ªB (2009-2012) que por debajo (1995-1998). El resto ha sido categoría de bronce, con hasta siete promociones a Segunda División fallidas. Y únicamente una con premio.

En el plano de partidos internacionales el Cartagonova también ha tenido citas inolvidables. Como el encuentro entre la Selección de Cartagena y la de Islas Feroe en 2007 o la visita de la Selección Absoluta en el año 2000, significando el debut del cartagenero Juanmi y la instalación de asientos en el anillo superior. La rojita, por su parte, también ha venido varias veces y la primera tenía lugar en enero de 1989. La segunda, con fecha de febrero de 1997, se empleó como inauguración oficial del Estadio. Sí, en 1997. No obstante, por entonces, aún había quien denominaba al campo “Nuevo Estadio Cartagonova” como así atestiguan la retransmisión de Canal Sur la noche del cordobazo o el mítico juego de ordenador PCFútbol. En algún momento de los 2000s dejó de ser nuevo.

También son dignas de mención las múltiples visitas que realizaba el Real Madrid a finales de los 90s, en aquellos trofeos Bahía de Cartagena, y otros amistosos del Barça, Atlético, súper Dépor o Manchester City que acogió. Lo que irremediablemente me empuja a recordar los enfrentamientos del Cartago contra el Croacia de Zagreb en el que jugaba Robert Prosinečki, en 1998, o la despedida del legendario Sagarduy en 1999 frente al Bayern de Munich. O las cinco eliminatorias de Copa del Rey ante equipos de Primera División.

Tres décadas de Estadio, contemplando cómo se puede malgastar dinero en iluminación o megafonía, y que apenas se aprecie mejoría, y observando camisetas con dorsales rojos indistinguibles a más de veinte metros de distancia. O digiriendo la merma de su aforo, de unos posibles 20.000 asistentes a casi 15.000, y que no por ello se haya tenido que colgar el cartel de “no hay billetes” más de un par de veces. Treinta años, el mismo tiempo que retrocedía Marty McFly en el DeLorean para conocer a sus padres adolescentes, todo un mundo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario